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Gaslighting Vol. 2: mi madre me manipula

Nuestra pareja no es la única persona que puede hacernos gaslighting o luz de gas. Esta forma de manipulación psicológica también es una seña de identidad de las madres narcisistas. Si alguna vez has tenido el pensamiento de que tu madre te manipula, hoy puedes salir de dudas. Te presentamos los nueve perfiles de madres según el tipo de luz de gas que realizan sobre sus hijas.

Antes de empezar, si no conoces en qué consiste el gaslighting te recomendamos leer el post que publicamos hace unos meses.

Gaslighting: manipulación psicológica en serie

 

Estos nueve estilos de madres de los que vamos a hablarte a continuación se recogen en el libro Hijas adultas de madres narcisistas de la psicóloga y experta en narcisismo, Stephanie M. Kriesberg. Este título, una de nuestras novedades de noviembre, ofrece a mujeres que han lidiado a lo largo de su vida con una madre narcisista, una serie de técnicas y estrategias comprobadas para reducir la ansiedad, aumentar la confianza y superar la autocrítica.

Mi madre me manipula

La clave para detener la luz de gas es reconocer que estamos siendo víctimas de ella. Por eso, te mostramos nueve patrones de manipulación psicológica, con ejemplos de frases o comportamientos que quizás te resulten familiares, y los efectos que pueden causar en quien los recibe.

  1. La minimizadora: desestima y rechaza tus sentimientos. Dice cosas como: «Eres demasiado sensible », «Estás exagerando» o «No le des más vueltas». Aprendes a ignorar tus emociones y, a menudo, no sabes lo que estás sintiendo. Dudas de tus pensamientos, sentimientos y decisiones. Escuchas constantemente esa voz «crítica» o «dubitativa» en tu cabeza.
  2. La victimista: siempre puede superar los sentimientos, necesidades o problemas de su hija con los suyos propios. Dice cosas como: «Lo hago lo mejor que puedo»; «¿Crees que has tenido un mal día? ¡Espera a que te cuente el mío!», o «Al menos tú puedes tomar un antibiótico. Para lo mío no hay cura, solo dolor constante». Aprendes a sentirte culpable e incluso avergonzada por tus emociones, por querer cosas, por atender a tus propias necesidades.
  3. La amenazadora: mantiene a su hija desequilibrada mediante la intimidación y los ataques a su sentido de seguridad. Dice cosas como: «Quizás no deberíamos volver a vernos», «Puede que no traiga a la abuela a tu boda» o «No tengo por qué mantenerte en el testamento ». Aprendes que es difícil confiar en la gente. Puede que tengas dificultad para establecer relaciones cercanas con los demás y tiendes a cuestionar sus intenciones o su buena voluntad.
  4. La que cambia de tema: evita la responsabilidad de su comportamiento ignorando preguntas directas, como si tuviera una alergia mortal a ellas. Aprendes a dudar de ti misma y a cuestionar tu propio juicio, como la hija de la minimizadora. Tienes dificultad para confiar en los demás y permitir que otros te conozcan.
  5. La menospreciativa: obtiene control sobre su hija y la hace dudar de sí misma al minar su autoestima con críticas e insultos. Dice cosas como: «Eres muy egoísta», «Siempre nos has dado muchos problemas, al contrario que tu hermana», «Deberías haber…», o «¿Por qué no has…?». Aprendes a dudar de ti misma y eres muy autocrítica. Sientes que nada de lo que haces es lo suficientemente bueno.
  6. La interrogadora: hace preguntas a su hija como si existiera un contrato de expectativas madre-hija y la hija lo hubiera infringido. Dice cosas como: «Creía que tenías que quedarte en casa este fin de semana para hacer limpieza de primavera. Pero, cuando llamé, Mark me dijo que estabas en yoga» o «No me dijiste que habías invitado a Bárbara a tu despedida de soltera». Aprendes a esconderte de los demás, a aislarte, tal vez incluso a ser reservada. Te sientes controlada al detalle, enfadada y frustrada, como si hubieras roto una regla con la que nunca estuviste de acuerdo.
  7. La defensiva: refuerza su versión de la realidad con «hechos» y no deja espacio para el debate. Dice cosas como: «Siempre he sido una buena madre. Todo el mundo lo dice. Lo que pasa es que tú eres una desagradecida». Aprendes a dudar de tus pensamientos, sentimientos y percepciones. Aprendes a volverte muy sensible.
  8. La negadora: cambia los hechos de lo que dijo o hizo para que sean coherentes con la imagen que quiere presentar o con el resultado que desea en ese momento. Puede decir cosas como: «Eso nunca pasó», «No me acuerdo de eso». Aprendes a tener dificultades para confiar en los demás. Te cuestionas constantemente y buscas la validación de tus opiniones por parte de otras personas.
  9. La que lleva la cuenta: se acuerda de quién hace qué por ella y cuándo. Dice cosas como: «Tu hermano me llama todas las noches. Con suerte, tú a lo mejor me llamas una vez el fin de semana». Aprendes a dudar de ti misma y eres muy autocrítica. Sientes que nada de lo que haces es lo suficientemente bueno.

Efectivamente, aunque hayamos oído alguna de estas frases, quizá sea muy precipitado afirmar que mi madre me manipula. Por eso, para profundizar en este asunto y obtener un ‘diagnóstico’ más afinado, os recomendamos leer Hijas adultas de madres narcisistas de Stephanie M. Kriesberg.

Identificar el gaslighting es solo el primer paso. Una vez que se toma conciencia de esta manipulación, es posible sanar las cicatrices derivadas de crecer con una madre egocéntrica y narcisista. Esta guía esencial te mostrará cómo dejar de sentirte invisible, silenciar esa voz interior crítica y comenzar a vivir la vida según tu propio criterio.

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