A raíz de la serie Ángela, el efecto gaslighting o luz de gas ha vuelto a convertirse en tendencia. Si has visto la serie ya tendrás claro que el gaslighting es un claro ejemplo de abuso narcisista, ¿pero en qué consiste exactamente?
Se trata de una manipulación psicológica en la que el maltratador intenta convencerte de que no recuerdas, no comprendes o malinterpretas tus propias conductas o motivaciones, sembrando así dudas en tu mente y dejándote vulnerable y confundido.
Precisamente, la trama de Ángela (tranquil@, no hay spoilers) narra cómo su protagonista es víctima de este abuso emocional por parte de su esposo y cómo ella lucha por recuperar su identidad y autonomía.
Aunque, tanto esta serie como la película que da nombre a este fenómeno (Gaslight, 1944) sirven para visibilizar este tipo de violencia psicológica basada en el control y manipulación de las relaciones, no dejan de ser ficción.
Si verdaderamente quieres saber más sobre gaslighting es mejor hacerlo de manos de expertos, como es el caso de la psicóloga Robin Stern. En su título Efecto luz de gas, uno de los primeros libros en abordar este fenómeno, nos ofrece claves para reconocer este tipo de relación tóxica y lograr «apagar el gas».
El tango de luz de gas
Para explicar el efecto luz de gas, Robin Stern pone el sencillo ejemplo de una chica que sonríe a un chico que conoce en una fiesta. La pareja de la chica se percata de ello y se lo recrimina: “Sí, lo sé, soy un tipo celoso”.
¿Estaríamos ante un caso de persona que hace luz de gas? Según explica la doctora Stern, no, ya que su pareja está reconociendo que la situación le genera malestar debido a sus propias inseguridades.
En cambio, un maltratador que hace luz de gas está convencido de que su pareja estaba coqueteando con el chico y lo más importante: necesita que ella esté de acuerdo con él.
Sin embargo, al igual que el tango, el gaslighting necesita de dos personas. Por tanto, no solo depende de la figura del manipulador, también requiere de “una víctima que está «deseando» dudar de sus propias percepciones con el fin de que la relación perdure».
Si la chica, de manera consciente, le resta importancia a la reacción de su novio, está evitando que se produzca un efecto luz de gas. En cambio, si intenta convencerlo de que está equivocado, y está dispuesta a “hacer cualquier cosa con tal de preservar la relación, incluso aceptar sus críticas y sus conductas negativas”, ya tendríamos a los dos componentes del tango. El baile ya ha empezado.
«Cuando una persona que amamos, respetamos y en la que
confiamos habla con una certeza rotunda –especialmente si hay un
ápice de verdad en sus palabras o si acierta de pleno en un asunto
que nos genera inquietud–, puede ser muy difícil no creerle. Y
cuando idealizamos al maltratador que nos hace luz de gas, cuando
lo vemos como el gran amor de nuestra vida, un jefe admirable o
un padre maravilloso, tenemos todavía más dificultades para atenernos
a nuestro propio sentido de realidad. Nuestro maltratador
necesita tener razón, nosotros necesitamos ganar su aprobación…
y la luz de gas se perpetúa.»
Robin Stern, Efecto luz de gas
La herramienta preferida del narcisista
Hacer luz de gas es un término habitual en el ámbito del narcisismo. Así lo recoge Caroline Strawson, en su obra Sanar tras el abuso narcisista, una de nuestras novedades de 2025 a la que hemos dedicado una entrada en este blog.
Efectivamente, no se trata de un título centrado en el gaslighting pero sí está muy presente ya que forma parte de algunas fases que conforman lo que Strawson denomina el ciclo del abuso narcisista.
Concretamente en la fase de devaluación. En ella, el narcisista pone fin al ‘bombardeo de amor’ característico de la primera etapa y con el que pretende evitar que nos alejemos de él, y comienza con las críticas, la crueldad o el rechazo.
Es aquí donde se producen comportamientos como no tener en cuenta los pensamientos o preocupaciones de su pareja, manipular o inventar hechos pasados para culparla, insistir en que hizo cosas que sabe con seguridad que no hizo o hablar con otras personas sobre el estado de ánimo, el comportamiento o los sentimientos de su pareja. Gaslighting en estado puro.
«Un narcisista que te está haciendo luz de gas puede decir que estás mal de la cabeza,
o que imaginas cosas o hacer que ciertas cosas parezcan una broma.
Los signos de luz de gas pueden consistir en mentiras flagrantes o
encubrimientos constantes, negar que conversaciones o
eventos hayan sucedido, acciones que contradicen sus palabras y promesas rotas.
Cuando te enfrentas a esto, tu autoestima se erosiona lentamente
y empiezas a cuestionarte qué es real, hasta el punto de dudar de la realidad.»
Caroline Strawson, Sanar tras el abuso narcisista
En definitiva, el gaslighting no es solo un recurso narrativo de series y películas, sino una forma de violencia emocional que puede marcar profundamente la vida de quien lo sufre. Identificarlo a tiempo es clave para proteger la propia salud mental y recuperar la confianza en uno mismo.
Obras como Efecto luz de gas ofrecen no solo un mapa claro para reconocer estas dinámicas, sino también herramientas prácticas para poner límites y reconstruirse tras la manipulación. Porque, al final, aprender a detectar la luz de gas es también aprender a defender nuestra propia verdad.